miércoles, 18 de julio de 2018

Odalís G. Pérez en POETAS DE LA ACADEMIA DOMINICANA DE LA LENGUA


Como parte del ciclo Poetas de la Academia Dominicana de la Lengua, se llevó a cabo un conversatorio sobre la obra poética del lingüista Dr. Odalís Pérez Nina.

El presidente de la Academia, Dr. Bruno Rosario Candelier, y la periodista y poeta Camelia Michel, tuvieron a su cargo diferentes aspectos de la obra de Pérez Nina.

Esta actividad fue concebida para dar a conocer la obra de Odalís G. Pérez,
Don Bruno Rosario Candelier, Presidente de
Academia Dominicana de la Lengua

"Destaca el Director, Dr. Bruno Rosario Candelier que "Odalís Pérez asume el lenguaje de la poesía y lo plasma y realiza por los tres grandes atributos de la creación poética de una manera ejemplar. Hace uso del PROTOIDIOMA de la creación poética que implica el uso de determinados vocablos que identifican a los genuinos creadores de poesía registrados como los grandes poetas de cualquier época y de cualquier lugar.

Tiene un acierto luminoso en el lenguaje especifico que aplica con rigor ese criterio basico y fundamental que categoriza a un poeta.

La segunda caracteristica de los genuinos creadores de poesia es una singular dimension vinculada con la METAFISICA que alude a la tradicion hermetica que subyace en todos los genuinos creadores de America Latina.
El don de la creación poética es una gracia muy singular, por eso uno lee algunos poetas y no se siente el ángel de la poesía que es un don que no se aprende con lecturas ni estudios, tiene que ver con la conciencia y la sensibilidad para percibir".
Rafael Peralta Romero, Moderador

Cual es el lenguaje de la poesía? Es el lenguaje de las imágenes y de los símbolos. Los poetas modernos son difíciles de entender, la poesía tradicional es mas directa, de la realidad sensorial que todo el mundo percibe.
Odalís G. Pérez

La tercera dimensión o característica del genuino creador de poesía que tiene las condiciones intelectuales, psicológicas, estéticas y espirituales para sentir el fenómeno poético es que esta dotado del DESARROLLO DE LA INTUICIÓN en vivencias que expresan conceptualmente la realidad, lo vivido y lo sentido para darnos una mirada profunda del universo, como piensa, que les sucede en su ser profundo.

Los poetas pueden testimoniar una dimensión oculta, profunda que es la esencia, como vemos en Antoine de St. Exupery en El Principito cuando dice "Lo mas hermoso de la realidad lo capta la intuición, lo mas importante es lo que no se ve". Los poetas nos dan una visión del mundo a partir de una peculiar relación que tienen con la realidad, captan las señales de la realidad, las señales supra-sensoriales de la realidad.

"Amor de la palabra surge y del contacto del convivio y la caída en tierra, tiempo roto sordamente frío"


La Academia de la Lengua publica luego estas disertaciones si les interesa acérquese al local situado en la calle Las Mercedes, frente a la Primera Iglesia Evangélica Dominicana. Con mucho gusto les obsequiaran el Boletín que edita la Academia el ultimo lleva el numero 33 y me entero que el poeta sancristobalense Odalis Perez, ocupa el sillón O que ocupó anteriormente el poeta petromacorisano Víctor Villegas.
Doglas Hasbun, Rosina Anglada y Odalís G. Pérez

La Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española (RAE) se establecio en Santo Domingo el 12 de octubre de 1927 y comparte la mision que por mandato oficial le asignara la RAE y en tal virtud colabora en el estudio de la lengua y el cultivo de las letras para conservar su esencia originaria, impulsar su desarrollo y atizar el potencial de su genio idiomatico con entusiasmo y teson. ©Rosina Anglada

domingo, 1 de septiembre de 2013

"En torno a la literatura dominicana (Apuntes literarios bibliográficos y culturales), por Odalís G. Pérez


 Los apuntes que ahora nos ofrece Miguel Collado, metódicamente organizados, constituyen las seis secciones del libro, más tres apéndices y un índice onomástico, posicionado como guía de encuadre alfabéticamente instruida para orientar al lector en el mapa mismo del libro.Odalís G. Pérez


Por: Odalís G. Pérez*

Los apuntes bibliográficos, biográficos, literarios e históricos han conformado el registro intelectual de la literatura y la cultura hispanoamericanas desde la independencia y aun en la época llamada colonial. La República Dominicana, heredera de la tradición hispánica, ha sido marcada en su productividad textual e intelectual por la información de base y por la vida contextualizada del dato, el apunte, la noticia, el registro escrito y, en general, la información cultural implícita o explícita.
Cabe destacar que el registro biográfico, histórico, bibliográfico o literario ha sido una poderosa herramienta en la constitución de la historiografía y la documentología del liberalismo hispanoamericano y su genética escrituraria. Aquello que por inclusión u omisión se asocia a una práctica más o menos reconocida de trabajo intelectual, ha sido uno de los ejes principales del archivo cultural, histórico y literario de la América continental y en particular del Caribe insular, cuyas historias escritas y orales se han democratizado mediante fórmulas oficiales, oficiosas, liberales y postliberales.
El libro que ahora publica Miguel Collado es el resultado no sólo de una elección, sino de una tradición aun vigente en la República Dominicana como caso de información, investigación y producción intelectual. Basta con leer atentamente, ojear y hojear el libro para observar las huellas del trabajo intelectual de historiógrafos, biógrafos, literatos  letrados dominicanos en tal sentido (Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán, Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ureña, Joaquín Balaguer y otros).
La práctica misma de investigación de Miguel Collado evidencia formalmente, y desde 1993, más competencias en tal sentido, cuando publicó sus oportunos “Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana”, obra esta que se deja sentir como registro en su reciente “En torno a la literatura dominicana. Apuntes literarios, bibliográficos y culturale”s (Colección del Banco Central de la República Dominicana, Santo Domingo, 2013, 368 páginas).
Los apuntes que ahora nos ofrece Miguel Collado, metódicamente organizados, constituyen las seis secciones del libro, más tres apéndices y un índice onomástico, posicionado como guía de encuadre alfabéticamente instruida para orientar al lector en el mapa mismo del libro.
Todas las partes integrantes de esta nueva obra de Miguel Collado facilitan el conocimiento de autores, obras, ideas, contextos de producción y significación de la literatura dominicana.  La travesía del bibliógrafo, recopilador de datos, organizador de fuentes y presentador de situaciones históricas, literarias y biográficas, posiciona y, a la vez, caracteriza los diversos tramados epocales de la productividad intelectual dominicana, reconocida en el marco de la formación cultural caribeña como pronunciamiento epocal y suma de autores, productos, series, tiempos, objetos literarios, estéticos, poéticos y críticos, entre otros.
Un archivo no estático, sino más bien dinámico, explica en este caso lo que ha sido como forma-texto la obra de autores fundamentales en el contexto historiográfico intelectual de autores fundamentales en el marco intelectual hispanoamericano: Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ureña, Salomé Ureña de Henríquez , Francisco Henríquez y Carvajal (Vid. pp.19-72); Eugenio María de Hostos (pp.75-94); Juan Bosch (pp.97-118).
Así, pues, el autor de la presente obra da cuenta en otro registro de inflexión intelectual, de autores desconocidos que tienen también su valor en el orden intelectual dominicano: José Núñez de Cáceres, Ulises Heureaux, hijo, Manuela Rodríguez, Nicolás Heredia, Livia Veloz, Enriquillo Sánchez y Rafael Abreu Mejía (Ver pp.121-210). Cronologías, aclaraciones, histórico-literarios, precisiones y noticias conforman la sección cuatro de esta obra.
La sección cinco de la presente obra nos ilustra sobre la importancia del bibliógrafo, la bibliografía literaria dominicana (1823-1990) y pioneros y pioneras de la literatura dominicana desde 1821 hasta el 2002, y sobre la presencia de las hermanas Mirabal en la bibliografía dominicana. La aproximación y valoración del hecho bibliográfico se hace visible en el registro intelectual no sólo de esta sexta parte, sino también en todo el libro.
En efecto, lo que demuestra y desarrolla esta nueva obra de Miguel Collado es el estatuto intelectual y funcional del bibliógrafo en la historia cultural dominicana y su inscripción como investigador formal de la literatura y la historia locales.
En ese sentido se hace una vez más visible la necesidad de un sostén historiográfico y crítico, particularizado en un espacio de formas textuales propiciadoras de modelos históricos, literarios, comunicativos y formativos en la línea de un movimiento variable de la productividad verbal nacional y por lo mismo continental.
Pero lo que más se reconoce en las cardinales de visión, representación y recepción de obras literarias monológicas y polilógicas son los modelos mentales, sociales, textuales y psicológicos de una cultura donde el sujeto está determinado por su discurso y en algunos casos por sus prácticas históricas y políticas. Algo que debe tomar en cuenta cualquier investigador que se ocupe de textos historiográficos, poéticos, narrativos, memoriales y políticos es el arqueado contextual de la nación en sus diversas vertientes de conocimiento, documentación y relato nacional.
El gesto y el tono de nuestro autor no ahuyenta la razón histórica de su visión literaria, sino que más bien autoriza el orden intelectual específico de la obra, el autor, el contexto y su significación cultural. Los datos, cronologías, fuerzas morales y sociales de la literatura, ayudan a establecer como pesquisa la función cultural de los textos en contexto, difusión y reconocimiento.
La intención del autor de esta obra se explica justo en el “Prefacio” donde se afirma que:
“Hay mucha y buena literatura dominicana dispersa, dentro y fuera del país, esperando ser rescatada, extraída de viejos suplementos culturales, de amarillentas revistas decimonónicas…
Las rectificaciones histórico-literarias han constituido siempre ―desde mis inicios en esta ingrata tarea de escarbar en la bibliografía diluida en el tiempo― mi mayor pasión.[…] Plantear tesis en el ámbito literario ―no común en el medio dominicano― sobre la base de una investigación sostenida, llevada con rigor y con paciencia oriental, ha constituido, también, parte importante de la labor investigativa que por décadas he venido realizando…” (pp.13-14).
Un antecedente de esta investigación y trabajo de rectificación y búsqueda minuciosa lo encontramos en las rectificaciones históricas y literarias de Apolinar Tejera, Leonidas García Lluberes, Alcides García Lluberes y Ramón Lugo Lovatón, entre otros, pero también en el historiador e historiólogo Vetilio Alfau Durán.
En un marco de acentuación histórico y complementario, los apéndices o cartas de Salomé Ureña de Henríquez, Francisco Noel Henríquez Ureña y el ensayo rescatado titulado “Salomé Ureña ante la Patria” (pp.340-346) escrito por Francisco Henríquez y Carvajal y publicado originalmente en “Homenaje de Cuba al preclaro dominicano don Francisco Henríquez y Carvajal en el centenario de su nacimiento”. La Habana: Oficina del historiador de la ciudad, 1959, pp. 181-186 (apéndice III; ver nota al calce explicativa de este escrito).
Una fuente importante para los dos primeros apéndices es el “Espitolario de la Familia Henríquez Ureña” compilado por el historiador e historiógrafo Jorge Tena Reyes (Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, 1994, pp.222-252) y que recopila Collado para fundamentar y ofrecer los campos de trabajo y estudios institucionales, en tal sentido.

Como bibliógrafo, Miguel Collado ha escrito y publicado libros que son reales aportes al conocimiento de la sociocultura dominicana. De esta manera libros como “Bibliografía comentada sobre comunidades de la República Dominicana 1900-1998” (1999); “Catálogo de la exposición bibliográfica de la región Este de la República Dominicana” (2000); “Historia bibliográfica de la literatura infantil dominicana: 1821-2002”  (2003); y “Bibliohemerografía hostosiana de autores dominicanos (1876-2003” (2003).
Miguel Collado ha sido compilador de la “Obra poética completa de Aída Cartagena Portalatín 1944-1984” (2000); del conocido “Ideario de Pedro Henríquez Ureña” (2002); de “Temas internacionales de Juan Bosch” (2006); y de “Ensayos críticos sobre escritoras dominicanas del siglo XX” (2002), entre otros. Ha establecido, también, cronologías y datos bibliográficos documentados con actas oficiales y oficiosas, con fotografías, cartas y otros documentos para facilitar en muchos casos la verdad de la interpretación histórico-literaria. El  despegue formal de su investigación se origina con los “Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana”, publicados en volumen en 1993. Antes de 1993 había publicado en 1987 “Apuntes sobre la historia de las fiestas patronales del municipio de Jánico” y en 2003 publicó la “Historia bibliográfica de la literatura infantil dominicana 1821-2003” (Colección del Banco de Reservas de la República Dominicana).
El apunte como práctica y género es un medio utilizado por investigadores, curiosos, tenedores de libros, consultantes, eruditos y demás buscadores de información o estudiosos de las áreas más diversas. El apunte aspira a reforzar la información científica, técnica, humanística, bibliográfica e histórica tanto general como particular. Pero la historia del apunte, la noticia o la notícula, da cuenta también de todo un proceso de recopilación, información específica y base para la argumentación o fundamentación del dato específico o empírico.
El estudioso dominicano conforma todo un marco bibliográfico y biográfico tendente a contextualizar la línea de producción dominicana en los diferentes géneros cultivados por autores diversos. Lo bibliográfico funciona como una actividad motivadora de información e investigación; lo que da lugar a un contacto con las fuentes o referencias para el estudio y la particularidad de la investigación y el tipo de escritura.
La obra que publica Miguel Collado en estos momentos es una contribución importante que hace visible un sector importante de la producción literaria, histórica y cultural de la República Dominicana. Esto hace que el libro cumpla su función en el contexto académico, formativo, literario e histórico, a partir del orden-dato, biobibliográfico.
Con la aparición de esta obra los estudios dominicanos adquieren un instrumento y una herramienta que, si bien dependen de una base de historicidad y documentabilidad, exige por lo mismo de un tratamiento crítico-histórico y motivacional-diferencial en el orden intelectual. Nuestra academia no ha instituido aun la disciplina Biobibliografía ni Historia İntelectual dominicana. Ambas disciplinas piden un lugar necesario en el espacio actual de la educación dominicana por ser las dos de extrema necesidad para los estudios dominicanos.
El presente libro tendrá una continuidad en otros volúmenes proyectados por Miguel Collado, a los fines de conformar una orientación histórico-literaria y bibliográfico-cultural donde encontramos puntos de base o referencia sobre los comportamientos, formas y estudios culturales en la República Dominicana. El hecho de asumir como bibliógrafo, investigador y recopilador la literatura, la historia y la cultura dominicanas, implica la construcción de un registro informático y textual que autoriza de manera significativa una vertiente fundamental de los estudios dominicanos.
El conocimiento y reconocimiento del mundo cultural dominicano invita desde esta obra de Miguel Collado a fijar un orden productivo y significativo de los ejes que muestran dicho libro. El estudiante, el estudioso, el maestro, el investigador, el letrado o el escritor dominicano tiene en sus manos un material de calidad que necesita ser leído y retomado, como fórmula de escritura, por el sujeto sociocultural  que es también el sujeto nacional del Estado-nación.
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*DR. ODALIS G. PEREZ. Doctorado en Filología y Semiótica por la Universidad de Bucarest, Rumania. Reconocido investigador, animador cultural y educador nacido en San Cristóbal el 11 de agosto del año 1952. Sus publicaciones en el ámbito de las ideas constituyen un valioso aporte al desarrollo cultural de los últimos veinte años.  Su producción intelectual incluye más de un centenar de ensayos en prestigiosos diarios y revistas del país. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y catedrático de la facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

viernes, 10 de agosto de 2012

La miseria de la razón política



Se trata de un espacio. De una especie proliferante en el malestar de la cultura. De un tiempo de serios compromisos con los fantasmas y las palabras. Con los abismos de la incomprensión o la comprensión ideológica. Se trata, como veremos, de relatos, instancias de una crítica a los fundamentos, a la tradición errática, a la memoria a veces lúcida, a veces dañada por la sinrazón, por los espectros y cuerpos de una ideología-literatura que cada vez más relampaguea, espejea y especula sobre su propio significante, sobre su propia escena que ha sido convertida en destino y prueba. La ironía del insularismo provoca muchas veces el derecho y el desatino, las nuevas formas del lenguaje, de un poema que se vuelve interminable y no se deja clasificar, ni negar, ni encarcelar en los bordes y centros de la página. Este libro no quiere más que hoyar las paredes de una cárcel ideológica que se ha apoderado subrepticiamente de ese poema resistente que no se ha escrito, ni se ha dejado escribir hasta hoy. Ese fantasma de la alteridad es también un tiempo elástico de nuestra intencionalidad y se expresa, de manera abierta, en el espacio de la crítica los comprensible y lo incomprensible de todo pensamiento gratificador, de huellas y cuadrajes politicos que hablan su propia historia, su propio modo de decir no. En el origen de este pensamiento-mundo están las reflexiones de este libro que no termina, no se detiene ante la sospecha y la duda, ante el conflicto que sostienen las dos grandes alegoría de este tiempo: la verdad y la mentira. Por ellas dos existe la crítica, el pensamiento resistente.

Contratapa del libro del Dr. Odalís G. Perez


viernes, 25 de noviembre de 2011

Un nuevo libro de Odalís Pérez


Por FERNANDO INFANTE*

El AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo

Cubierta del volumen CXL de las publicaciones del Archivo General de la Nación.

 En el texto presentado se encuentra la profundidad de análisis, así como la claridad interpretativa del erudito pensamiento y obra de Don Max Henríquez Ureña.

La personalidad de Odalís Pérez ha estado vinculada a plenitud  con el quehacer educativo como  compromiso social,  y el aporte cultural que hace en   una continua producción literaria,  le ha permitido ofrecer como ventana abierta a la ilustración las distintas disciplinas intelectuales en que se ha formado.

Eso le ha dado a este sólido intelectual   una  identificación como un enjundioso investigador en el ámbito de las humanidades y las artes.

Este hombre de Universidad en el mejor sentido, que es el Odalís Pérez, al igual que otros compañeros suyos de generación biológica y cultural,  ha asumido la enseñanza en sus distintos niveles con encomiable dedicación para llevar a cabo los esfuerzos de su intelecto, y vocación  por la divulgación del conocimiento en un amplio abanico de actividades enriquecedoras del pensamiento.

En ese sentido, estos difusores  culturales modernos  han  establecido cierta identidad con aquellas inteligencias del pasado,  entre quienes figura de manera sobresaliente don Max Henríquez Ureña,  cuyo erudito  saber ahora nos trata  el autor  del ensayo crítico  cuya presentación nos ha confiado  para nuestro enaltecimiento.

Para Odalís Pérez, los Henríquez Ureña, no han sido ajenos a su quehacer  educativo y divulgación cultural; la progenitora de esos ilustres hermanos, la poetisa y educadora Salomé, así como su hija Camila, ya anteriormente habían sido objeto de su atención por medio de breves ensayos publicados en periódicos.

Y recientemente, apenas el año pasado, este tenaz investigador  hizo público un amplio   análisis historiográfico de la obra del gran  don Pedro Henríquez Ureña, “su guía y maestro”, como llamara Max a su ilustre hermano.

 Ahora, con este trabajo exegético de los  escritos de  Maximiliano Adolfo,  a  los que  ha tenido acceso en el país  y al cual ha dado por título “Las rutas de una vida intelectual", Odalís Pérez amplia el cuidado  que ha venido dando a la inestimable labor didáctica y cultural de la estirpe que constituye la familia Henríquez Ureña.

Don Max, fue uno de nuestros  notables hombres de pensamiento del siglo pasado a quien pocas áreas del quehacer intelectual les fueron ajenas.

Conferencista, escritor, historiador, periodista, crítico literario; maestro y colaboró con las principales revistas culturales de algunos países de America. 

Poeta y cuentista en sus inicios en el mundo de la literatura, y más tarde catedrático universitario en California, Puerto Rico y Santo Domingo   y en cada una de sus múltiples expresiones del saber humanístico dejó la huella de la galanura de su estilo y  sapiencia abrumadora.

 Dicho con las breves  palabras de su panegirista al referirse a este ilustre hombre de letras en su muerte, “Fue un gran trabajador y su erudición y acuciosidad resalta en la factura magnífica de sus obras que forman el pedestal de su fama”

De el rico legado intelectual de don Max, una gran mayoría se encuentra en Cuba, donde, como es bien sabido completó su formación educativa, e inicialmente, al graduarse allí  de abogado en l9l3, se dedicó al magisterio y al periodismo, a la par con una intensa actividad en el campo de las letras que lo llevó  a la fundación de  revistas culturales en Santiago de Cuba, donde  a la vez fue profesor de la Escuela Libre de Derecho y Director de la Escuela Normal de Oriente, además de figurar como miembro de la Academia de Artes y Letras de La Habana y estuvo entre los fundadores de la Sociedad de Conferencias en esta capital, por lo que  desde muy temprano llegó a sobresalir como ”un fecundo animador de la cultura”.

Por ese prolífico internacionalismo cultural de don Max  es que Odalís advierte al lector, cuando  en la base de trabajo para la elaboración del texto  que ahora presentamos dice: “Como las múltiples y diferentes escritos de Max Henríquez Ureña se encuentran dispersos en lugares de difícil acceso y aun hoy (2011) no disponemos de un cuerpo completo de obra escogidas, editadas con un aparato crítico confiable, nuestra investigación es solo un humilde aporte al conocimiento interno y sincrónico de su obra”.

Y mas adelante refuerza  la advertencia anterior al señalar que:  “la recepción de Max Henríquez Ureña ha presentado problemas de reconocimiento, estudio e interpretación en su país, debido a la dificultad para adquirir sus textos publicados en Cuba, Méjico y otros países de Latinoamérica a comienzos del siglo XX. Gran parte de sus escritos se encuentran en los archivos de la Academia de Ciencias de la República de Cuba…” razón por la cual los mas importantes estudios que tratan sobre Henríquez Ureña se deben a investigadores de aquel país que adoptó a los hermanos Henríquez Ureña, como su segunda Patria.”.

En las palabras del autor se advierte cierta desazón cuanto se refiere  al monumental  estudio ”Obras y Apuntes” financiado por el Estado dominicano y confiado a un equipo de profesionales cubanos para el análisis historiográfico de los papeles de ese prolífico hombre de letras que fue don Max, sin que en dicha contratación se incluyera alguna representación   del talento especializado criollo.

“Las rutas de una vida intelectual”, es señalada, pues, por su autor como “el primer esfuerzo exegético acerca de la obra de Max Henríquez Ureña desde la visión  de un dominicano  valiéndose de la recolección de los trabajos de narrativa, crítica, historia, política, periodismo y diplomática que pudo encontrar disponibles  en el país y en cuya exégesis e interpretación el autor nos aclara que, “a todo lo largo de esta obra se destaca la dominicanidad de Max Henríquez Ureña como identidad de un intelectual cuya recepción en el país ha sido muchas veces resistente, reservada y aun tomada con recelos…”

Aun lo expuesto por el autor en cuanto a las limitaciones para acceder a la bibliografía de don Max,  que no le han permitido  concluir con la  extensa empresa de investigación acometida, en el texto presentado se encuentra la profundidad de análisis, así como la claridad interpretativa del erudito pensamiento y obra de Don Max Henríquez Ureña.

 En cada una de las facetas que contiene este texto, a pesar de esa “ausencia de un corpus completo de su obra”, de lo cual se duele el autor, el lector siente que el texto lo acerca a la riqueza y diversidad cultural del eminente hombre de letras del pasado, remozado por el pensamiento fresco y enjundioso de uno de nuestros consagrados investigadores del presente.

Al concluir estas palabras que han envuelto a dos hombres de pensamiento,  culto, ambos representantes  de diferentes momentos nacionales en el quehacer educativo y  difusión de la cultura,  consideramos que es de nobleza resaltar la importancia en cuanto a la preservación y difusión de documentos históricos nacionales que ha readquirido este Archivo General de la Nación, bajo cuyo patrocinio se publica el ensayo de Odalís Pérez identificado como el volumen CXL.

 La presencia en la dirección del AGN  de otro hombre de ilustración y reconocimiento general por su compromiso con el quehacer intelectual, la enseñanza y el estudio como lo es el doctor Cassá, le han impreso un nuevo y moderno sello de funcionabilidad a esta venerable Institución para bien de todos a  quienes nos atrae el conocimiento de la  historia nacional como instrumento para conocer a nuestras personalidades del pasado y sus hechos.

av/am

Fernando Infante, autor.

viernes, 9 de julio de 2010

Imágenes de Enrique Eusebio: Inventos del instante / Instantes rotos

CRÍTICA

12 Junio 2010,
Imágenes de Enrique Eusebio: Inventos del instante/Instantes rotos
Escrito por: ODALÍS G. PÉREZ
Escritura confluyente. Cuerpo de lenguaje. Palabra que recobra intuiciones y sobre todo vértices, vocalidades, vórtices y vertientes de un poema asumido como línea y tiempo en base de-y-al-sentido. La conversión de unidades en eso que hoy la tardomodernidad exhibe como texto polimodal, como estrategia para garantizar el sentido o el sinsentido de un estar dentro-y-fuera-del texto, nos lleva a comprender la visión del poeta en sus estados de mundo. Pero Enrique Eusebio ya lleva años en el quehacer. Sabe muy bien que en poesía, lo que abunda daña; que más que abultar hay que tachar, materializar el sentido en la síntesis de la forma poética.
Conocedor de esa poesía latinoamericana de vanguardia y postvanguardia, de poetas fundadores, conocidos y desconocidos; situados o no, reconoce nuestro poeta que hacer poesía no significa solamente burlarse del sentido, sino abrirlo a los tiempos de creación, rebelión y experiencia textual.
Desde la década de los 70, el poeta, narrador y ensayista Enrique Eusebio practica el sentido polimodal y polivocal del grafismo poético, la grafosemia y la polisemia en la construcción del significado y la significación poética. Se trata de un nivel o un grado de interés-plural por el lenguaje poético. El hecho de agotar unidades de significación implica para su práctica poético-verbal un encuentro con la consciencia, o “su” consciencia de escritor.
La transparencia de su expresión verbal estetizada se debe a la experiencia de laboratorio verbal, indicadora de sinsignos, índices, cualisignos, íconos e interpretantes que se organizan por confluencia en la trama de superficie y profundidad del poema. Las emisiones estetizadas y polisemantizadas en el cuerpo “decible” del poema se conforma como figura, modelo perceptual y textura íconoverbal que asegura, a pesar de la resistencia, su mundo posible de la poesía.
“Inventos del instante / Instantes rotos”, es un texto constituido por textos experienciales, donde el autor agrupa en 100 páginas lo que ha sido un espacio de enunciación y subversión poéticas. Lo que es esta Separata 2010, revela una travesía, donde la transparencia de la textualidad poética unifica el tramado y el movimiento hacia la ruptura del orden y el orden-de-en-la-ruptura.
Justo donde la poesía entra en la tradición moderna, el poeta se reconoce como apocalíptico de la forma y la sustancia, dos instancias donde el sentido se extiende, se arroja, se pronuncia en cada espesor de esta Separata 2010. Y es que el poeta ofrece un muestrario que habla y “se habla” en la perspectiva de una mediación melancólica, simbólica, diríamos polifónica en el sentido intertextual y metatextual.
Diríase que “Desde la presencia del mar, hasta el centro de la vida” (1973), “Consignas y Subversiones” (1980), hasta su “Ruletario” (1982) y los “Inventos del instantes / Instantes rotos” (1990, y ahora Separata 2010), la travesía poética de Enrique Eusebio se estima en un movimiento poético que hace repensar el canon poético dominicano en cuanto a las décadas de los 70, los 80 y los 90, siendo así que la productividad  poético-verbal se reafirma en lo que el lenguaje motiva, sanciona, entona, polivocaliza y monovocaliza en la extructura de superficie y profundidad del poema.
En efecto, a nuestro autor le sucede lo mismo que a Raymond Roussel en Locus Solus (Eds. Interzonas, 2003):
“tras haber apoyado el dedo sobre la cifra siguiente a la palabra tachada, hojeó la obra por el comienzo como si buscara una página en particular” (p. 108).
De hecho, lo particular y su expansión en las redes y matrices, vale decir, en las relaciones y núcleos calificadores del sentido propiamente poético, produce necesariamente la alteridad, el fantasmaton que en ningún caso niega lo que en “Mecanógrafo de Acta de Difuntos” se reescribe como visión, clinamen, nexo o articulación del lenguaje-lengua-la lengua en los bordes y centros de la textualidad marcada por la gramática profunda de la subjetividad. Así:
“Esta página es una sed en la memoria
abierta y dispuesta los signos entrelazándose
Mientras cae la lluvia mintiéndose sus propios trazos
gota a gota( …)”
 “El ojo que nace e hiende, el olfato crece.
Palabras en telares finos y caliginosos(…)”.
“Los teclas deliran ante la muerte de formol
…como mantas rayadas;(…)
sin patria ni domicilio conocido (…)”. (Op. cit., p. 64).
Los núcleos poéticos citados se expresan como tonos y propósitos, justifican la transmisión, el paso hacia “Consignas y sub-versiones” donde “Escritura entre letras” es un procedimiento de intercalación  de palabras y con rejuego, alternando el valor de los signos en oposición, de significaciones, cuya meta es la supresión progresiva, previa reescritura reversible, de núcleos léxicos. Se pretende demostrar el proceso escritural desde su inicio, palabras generadoras, las que sometidas a reglas son reescritas, hasta su disolución o ausencia. (Op. cit., p.100).
La poética del “insurgimiento” se revela en versiones de un texto=textualidades en reposo y movimiento, en surgencias e insurgencias, singularidades, inflexiones y transiciones nucleares al interior de un lenguaje que genera los símbolos, signos y sobre todo poetemas transformativos como se hace visible y posible en las “Pro-version(es)” (p.74), Inter-version(es) (p.77), Per-version(es) (p. 78), así como en las Post-version(es) (p.80). Los generadores poéticos verbales producen en su ámbito transformativo los efectos de una lectura infusa, postanalógica y combinatoria, espejeante y punzante, donde la página participa del esguince, el corte de superficie y el textema artístico-figural como expresión metacanóniga, metonímica, paragramática y anagramática.
Se explica de esta manera cómo en la obra de Enrique Eusebio, el organismo poético es una cardinal productiva unificada en un cuerpo textual expresivo, donde la unidad verbal misma se sitúa en el universo textográfico y polisémico marcado en superficie y profundidad.
En este sentido el poien, poiemata y sobre todo, la materialidad de este “polilogos” que es “Inventos del instantes / Instantes rotos” propicia toda la contraditoriedad de las emisiones estetizadas como verso-espejo, semiosis espectral cuya travesía, más que in-formar, adquiere sentido como “posible” poético y unidad metasignificante.
Enrique Eusebio es un poeta diferenciado en su promoción o generación literaria (Generación de postguerra o de la segunda mitad de la década de los 60). Su textualidad poética limpia, equilibrada, constituida y sobre todo unificada como ratio de forma y substancia, particulariza un trabajo en el marco del lenguaje poético reconocido en los poetas concretos alemanes, brasileños, italianos y en los tardovanguardistas como G. Perec, Sanguinetti, M. Rouche, Isidore Iseu, Haroldo de Campos, Vincenzo Acame, Max Bense, Ronaldo Azeredo, Luciano Caruso, Juan Eduardo Cirlot, Laurence Ferlinghetti, que han logrado  espacializar y temporalizar la página poética en su materialidad.
La estructura vocalizada en articulación, suspensión y reflejo se hace invisible en la visible especie glóssico-poética en “Desde la Presencia del Mar…”:
“No. Existes ya, glótica,
como nudo de la voz
que te añades al pensamiento.
Y existías también en los párpados,
ahorcada, diminuta,
en el hombre gris que dobló alguna calle de mi infancia.
Aquel inclemente asesino del paisaje.
Rodea el espacio ahora,
inventa los colores que el polvo
no ha hecho posible en esta sala”. (pp. 50-51)
El espaciamiento del poema ligado a su aliento entre moderado-equilibrado y movilizado-direccional remite a una crítica, a una escritura con intenciones decididamente transformativa, semiótica, polienunciativa, asimiladora y fusionante de registros específicos de búsqueda y subversión, poco frecuente en su generación y en el país. El estudio de los pocos (poquísimos poetas) que se han planteado la ruptura y la destrucción misma del poema como marco horizontal y vertical, es todavía una deuda pendiente de la agenda histórico-crítica dominicana; travesía que con raras excepciones permanece desconocida en el ámbito local y caribeño.
Esta Separata 2010 publicada por Enrique Eusebio, lo diferencia de manera explícita como poeta de búsqueda y experiencia reflexiva en un contexto donde todo está por interpretar, comprender, orientar, reconocer y revalorar desde el punto de vista crítico-literario y teórico-cultural.
La visión que en estos momentos se activa y se reasume en el contexto de la recesividad crítica, permite comprender tanto el orden como el contraorden literario donde estos “Inventos del instantes / Instantes rotos” producidos en diversos tiempos de creación del poeta, pretenden motivar o re-inscribir el movimiento de lo verbal  y espacial en la propuesta misma de un sentido múltiple-multiplicador de una poética de la subversión intuida y racionalizada en todo el espesor semántico del texto poético. 

jueves, 17 de septiembre de 2009

Lenguajes de Comunicación I

Recombinación artística y estéticas multiculturales en la era de la globalización.

Odalís G. Pérez
Profesor Investigador Semiótica

"La pretensión de Francia, Alemania e Inglaterra de ofrecer la medida del espíritu europeo, de la civilización europea, ha conducido igualmente a combatir las expresiones de las demás culturas europeas y, en la medida de lo posible, a reducirlas. La propia cultura, civilización, nación, debía ser la medida de todas, debía suministrar la medida del universo. Las tensiones similares entre los pueblos europeos tienen una razón de ser en estas ambiciones hegemónicas vinculadas a las demandas de universalidad de la cultura propia. Lo que a lo largo de siglos fue tan importante para la civilización europea -sus pretensiones universalistas-, se ha convertido así también en una trampa para las relaciones entre los pueblos europeos, los cuales se arriesgan a sacrificar lo particular en aras de lo universal". Cristoph Wulf: El otro. Perspectivas de la educación intercultural, en: Ursula Klesing-Rempel (Comp), y Astrid Knoop (Coord): Lo propio y lo ajeno. Interculturalidad y sociedad multicultural. Eds. Plaza y Valdés, México, 1996, pp 223-236 (Continuará)

Arte, Identidad y Cultura en República Dominicana